Hoy tanto las organizaciones como las personas están sometidas a una alta velocidad de cambio en todos los ámbitos en los que se desenvuelven. Todo éxito pasado ya no es garantía de supervivencia. Además, el desarrollo tecnológico acelera este proceso y nos obliga a tomar actitudes mucho más activas para evitar quedarnos fuera del sistema.
Sin embargo, el cambio en muchas ocasiones no se produce e inevitablemente el desenlace final no será precisamente feliz.
Todos tenemos valores y maneras de hacer las cosas, las empresas también los tienen y a ese conjunto se le denomina «cultura». Precisamente es esa «cultura» la primera que se resiste al cambio. Simplemente se encuentra perfectamente establecida en su zona de confort.
Al igual que personalmente no cambiamos hasta que nuestro cerebro tiene el convencimiento y se compromete. En una organización la estrategia para que el cambio se produzca pasa por conseguir que la alta dirección (cerebro de la organización) se implique en el proceso y lo legitime.
El cambio no puede esperar
Existen actitudes y rasgos que necesitan un cambio inmediato dado que ya llegamos tarde y cuanto más nos demoremos será mucho peor. Estos rasgos son los siguientes:
- Trabajo en equipo: Integración de equipos multidisciplinares que se implican para desarrollar todo tipo de proyectos.
- Liderazgo comunicativo: Eliminación de despachos, delegación efectiva, mejora de las forma de colaboración.
- Innovación: Utilizar nuevas herramientas, compartir la información a todos los niveles y potenciar la creatividad en todos los sentidos.
¿Por qué se produce la resistencia al cambio?
Existen muchos factores pero tan solo quiero destacar los que creo tienen la mayor importancia:
- Pérdida de estatus: Evidentemente cualquier cambio que implique una variación de los procesos de trabajo y una reasignación de las responsabilidades implicara una resistencia.
- Clima de desconfianza: La confianza es fundamental para cualquier proceso de cambio dado que en caso contrario nadie participará y se cuidara mucho de guardar sus espaldas.
- Miedo a lo desconocido: Cuando no existe una comunicación fluida entre los líderes y la organización es la rumorología la que llena cualquier espacio. Evidentemente esta situación se traduce en una desconfianza total al cambio.
Reflexión final
Quizás la clave está en la CONFIANZA.
¿Será que la resistencia al cambio es un problema de falta de confianza?