¿Cuánto daño nos hace compararnos con los demás en lugar de concentrarnos en compararnos con nosotros mismos?
“Lo que te propones sinceramente es lo que determina lo que serás.”
Sin embargo, hemos de dejar de proponernos objetivos que simplemente nos lleven a alcanzar o superar a los demás. Hemos de dejar de fijarnos en ellos y comenzar a focalizarnos en lo que nosotros podemos llegar a ser.
El pensamiento de comparación con otros es simplemente absurdo por dos razones:
- Somos únicos y no podemos compararnos con otros ya que nuestras circunstancias, nuestro contexto, nuestra trayectoria es única y por lo tanto nuestro sistema de unidades de medida es diferente al de los demás.
- Vivimos en un mundo globalizado y por lo tanto estamos en conexión con el resto de los habitantes de la tierra y es lógico que siempre encontremos a alguien mejor que nosotros en algún aspecto. Sin embargo, nosotros no somos un aspecto en concreto somos el resultado de la combinación de miles de ellos.
Compárate sólo contigo mismo
La clave es trabajar en nuestro desarrollo, en concentrarnos, en ir mejorando la versión de nosotros mismos que deseamos para el futuro.

“Deja de sobrevalorar lo que no tienes y concéntrate en apreciar lo que SÍ posees.”
La receta teórica es muy sencilla, la práctica y la constancia son las que nos complican el éxito. Así que deja de fijarte en los demás y comienza a mejorar la versión con la que mañana te despertarás.
La receta
Las galletitas de tu éxito:
- Selecciona los mejores ingredientes, aquellas pasiones que te hacen vibrar.
- Mézclalos con creatividad y focalizate en amasarlos con todo tu cariño.
- Práctica con constancia las formas, busca seguir mejorando cada día en hacer la galletita perfecta.
- Hornéalas a la temperatura adecuada, con la actitud correcta.
- Cuando estén listas, compártelas con alegría para que los demás también disfruten contigo del éxito.
Y recuerda que al día siguiente el reto será seguir mejorando nuestra propia receta. Seguir compartiendo y seguir disfrutando de la aventura de ser los pasteleros de nuestra propia vida.
¿Te animas a preparar tus propias galletitas?