Estoy hablando sobre la fidelidad a nuestros objetivos, a nuestras metas. Lo más normal es que dentro de nuestros círculos de influencia, queramos ser los más simpáticos, y los mejores. Ahora bien, tenemos que evitar caer en la trampa de ser los seguidores de los sueños de otros.

Ten la valentía de quedar mal con otros para ser fiel a ti mismo

En más ocasiones de las deseables, al querer ser los más simpáticos nos convertimos en “agradadores”. Es decir, postergamos la búsqueda de nuestros propios objetivos, dejándolos en un segundo plano y sin pensar en las consecuencias de esa actitud.

¿Qué pasa en nuestros trabajos?

Cuando hablamos de una organización, el problema es similar, son las prioridades de la organización las que pueden pasar a un segundo plano, en favor de resolver pequeños problemas y tareas que se apartan de nuestros objetivos principales.

La clave para resolver esta situación es tener unos objetivos claros, que la visión y la misión de nuestro trabajo esten perfectamente definidas. En caso contrario, nunca podremos saber si nos estamos apartando del camino cuando decidamos realizar una determinada acción.

Dados los objetivos, los siguientes pasos son priorizarlos y planificarlos. A partir de aquí, el ser fieles al cumplimiento de los mismos marcará el grado de nuestro éxito.

Necesitamos tener objetivos

Cuando no existen unos objetivos claros es difícil saber que camino tomar, y es por esta razón que las organizaciones tendrían que disponer en todo momento de un plan estratégico que les permitiera alinearse como un solo equipo.

No estoy hablando del típico plan estratégico de frases grandilocuentes, o líneas de actuación con nombres estandarizados. Estoy hablando de la esencia del negocio y de los valores que queremos impulsar en nuestra organización. Estoy hablando de marcar metas que puedan medirse de forma lógica y que nos permitan disponer de una guía que nos indique si estamos en el camino correcto.

Necesitamos priorizar

Una actitud centrada en objetivos puede implicar defraudar a las personas acostumbradas a una atención demasiado condescendiente, pero el objetivo es la eficiencia y aunque no se tiene que perder la calidad de servicio, se puede racionalizar la atención cuando se tienen claros los objetivos y las prioridades.

Si toda nuestra organización tiene claras las prioridades del negocio, y cada unidad tiene claras las prioridades de sus objetivos específicos, desaparecerán los conflictos y todo el mundo entenderá que existe un objetivo común superior a las necesidades puntuales de cada uno.

El problema aparece cuando no existen prioridades, o todo es clasificado con la prioridad preferida por los directivos “URGENTE”, todos estamos acostumbrados a escuchar la frase “esto es para ayer”. Sin embargo, esto implícitamente deriva en la ausencia de priorización y en la pulverización de cualquier planificación.

Necesitamos planificar

Cuando las prioridades están claras y tenemos claros también los recursos disponibles, la última parte en la más sencilla. Tan solo nos queda planificar nuestras tareas para alcanzar los objetivos principales en el menor tiempo posible.

En particular, el orden en el que tenemos que alcanzar nuestros objetivos tiene que estar marcado por el valor que proporciona cada uno de ellos a nuestra organización.

No podría estar más de acuerdo con la siguiente cita:

“ No puedo dar una fórmula segura para tener éxito, pero te puedo ofrecer una fórmula para fracasar: intentar contentar siempre a todo el mundo.

Siendo sincero conmigo mismo, tengo que confesarte que me queda un gran trabajo por delante en este sentido y que aún estoy demasiado cerca de esa posición en la cual trato de contentar a demasiada gente. No es fácil soy consciente, pero tenemos que ser valientes y comenzar a hacer lo que realmente tenemos que hacer, y dejar de ser “agradadores”.

¿Qué pasa en nuestra vida personal?

Es increíble como en nuestros trabajos, marcamos objetivos, hacemos planes, marcamos prioridades y en muchas ocasiones hasta los alcanzamos. Sin embargo, en nuestras vidas nos resulta difícil marcarnos prioridades, rara vez planificamos objetivos, como mucho planificamos nuestras vacaciones, o algún viaje.

¿Tienes claro donde quieres estar de aquí a un año, cinco, diez,…?

Si la respuesta es No, creo que es un buen momento para comenzar a replantearnos si estamos haciendo lo correcto. Deja un día de ver esa serie o ese partido, no aportan nada a tu vida, y dedica un tiempo a pensarte, a poner tu imaginación en marcha para marcar objetivos que te lleven, en un determinado plazo de tiempo, a ser quien te gustaría llegar a ser.

«El primer principio es no engañarte a ti mismo, y tú eres la persona más fácil de engañar.»

Richard P. Feynman

Es cierto, constantemente nos engañamos a nosotros mismos. Relegamos el repensarnos a segundo plano ya que creemos que lo tenemos todo muy claro, pero sinceramente ¿Realmente lo tenemos todo tan claro?

Para terminar, una última reflexión

«Cuando dices que vas a conformarte con ser segundo, eso es lo que la vida te da.»

John F. Kennedy

Piénsalo bien, el conformismo no nos permite alcanzar nuestra máxima grandeza y eso es un problema enorme. Muchas veces, nos quejamos de que no tenemos lo que merecemos, pero no será que lo que ocurre es que somos nosotros mismos los que nos conformamos con ello.

¿Qué estás haciendo para superarte día tras día? ¿Estás realmente esforzándote en alcanzar tus sueños?

No será que no estamos siendo fieles con nosotros mismos, no será que nos conformamos con ser “agradadores”.

Seamos valientes, seamos los líderes de nuestro destino.

Muchas gracias y buen día,

Categoría:
Liderazgo, Marca Personal, Reflexiones
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