En muchas películas de batallas antiguas podemos ver como el comandante de los ejércitos se sitúa en una colina cercana desde donde divisa el campo de batalla. Podríamos pensar que se coloca allí para evitar el peligro, pero en realidad se trata de un tema de visión estratégica. Es necesario que evite ciertos peligros para concentrase en los movimientos de tropas de forma adecuada.
Por analogía, en el mundo de la empresa necesitamos que nuestros directivos realicen esta función para que las empresas alcancen el éxito y mantengan su supervivencia. En la actualidad los ejércitos de nuestros directivos son la información y es necesario que estén preparados para utilizarla de forma efectiva en la toma de decisiones.
Curiosamente, hoy en día muchos directivos sufren lo que se denomina “Infoxicación”. Este síndrome consiste en hacerles capaces de solicitar y exigir cantidades impresionantes de información de tal forma que consiguen saturar la capacidad de procesamiento de su propio cerebro.
Pero por que se produce esta situación, ¿Sobra información en nuestras organizaciones?
Antes de contestar a esa pregunta me gustaría introducir un punto más de reflexión. En la actualidad existen muchos directivos a los cuales podrías preguntarles algo parecido a lo siguiente, ¿Podrías indicarme cinco razones por las cuales contratarías los servicios de tu empresa y no los de la competencia?
Probablemente tras unos segundos sin pronunciar una sola palabra podríamos intentar con, ¿y una única razón?
Probablemente tendríamos que cambiar de tema para evitar la tensión ambiental. Lo cierto es que si un directivo no sabe responder de forma rápida a este tipo de preguntas, no solo le sobra información, si no que le falta y en grandes cantidades.
Así pues, lo que ocurre es que nuestros directivos necesitan herramientas para seleccionar y añadir conocimiento al ingente volumen de datos que generan tanto las organizaciones como los clientes. Agregar esta información para proporcionar información relevante, y facilitar el proceso que permita incrementar el grado de sabiduría en la toma de decisiones. En definitiva, debemos conseguir que el conocimiento permita una toma de decisiones que influya de forma positiva en el cumplimiento de los resultados de la empresa.
Esto sería como colocarnos en la colina para poder tomar las decisiones estratégicas. Sin duda, toda información que no permita tomar una decisión, quizás es una información para otro nivel dentro de la organización, pero no para ese receptor al que fue destinada en ese momento. A veces los datos tan solo están esperando una buena pregunta, pero para ello necesitamos subir a la colina y desde allí con una buena visión efectuar las preguntas correctas.
También debemos despejar las brumas. Si nuestros directivos no encuentran esas preguntas puede ser por una “Infoxicación», intentemos proporcionar a sus cerebros la información justa que en cada momento son capaces de procesar. Y dejemos que se coloquen cada día más tiempo sobre la colina para realizar su labor principal. Tomar decisiones.
Si aun así las decisiones adecuadas no llegan, entonces será el momento de cambiar de comandante.