Infancia sin libros
¿Recuerdas tu libro favorito de la infancia?

La respuesta a la pregunta anterior tiene una muy rápida respuesta, en mi infancia no hubo libros, o por lo menos yo no los recuerdo.
En la infancia vivía en el pueblo, y a pesar de estar a tan solo 15 kilómetros de Zaragoza, en los años finales de los 60 y los 70 leer libros, salvo que tus padres tuvieran educación superior, era francamente extraño.
Así pues, mi infancia fue una infancia sin libros, y las historias que pudieran llegarme básicamente fueron por transmisión oral.
Sin embargo, hoy en día consideró que la lectura, el hábito de leer, es uno de los hábitos más potentes para el desarrollo individual.
¿Cómo es posible?
La razón no la tengo muy clara, pero recuerdo que me encantaban esos libros que teníamos en la escuela, libros que se quedaban allí, pero que estaban llenos de montones de cosas que desconocía, y que además incluía algunas páginas en las que había dibujos e imágenes que llamaban mi atención.
Así que en principio tenía esa afinidad no satisfecha, hasta que mucho más tarde, sobre los 12 o 14, leí el primer libro por placer y la verdad es que me encantó. Aún así, no enganche con el hábito de la lectura hasta que por casualidad llego a mis manos el libro de Dale Carnegie “Cómo ganar amigos e influir en las personas” y desde entonces y en la medida de mis posibilidades, acceso a bibliotecas de forma independiente al poder viajar solo, y a mi capacidad económica después esté hábito despego en mi vida.
La lectura digital ha significado otro salto sustancial, ya que la posibilidad de leer en mi smartphone me ha supuesto poder aprovechar cualquier rato, que antes perdía, en un fantástico momento para disfrutar de una buena lectura.
Si tuviera que darte un consejo para mejorar tu vida sería, “lee todo lo que puedas”.
Feliz día 😀