La gestión ágil de proyectos (Agile Management, en inglés) se ha extendido entre las empresas ya que es muy útil para gestionar contextos inestables, complejos, flexibles y con altas necesidades de adaptación al cambio.
Las metodologías ágiles son técnicas de gestión de proyectos que coordinan el trabajo de los equipos y permiten asignar tareas de forma rápida y eficiente. Los proyectos se dividen en fases (sprints, en inglés) que maximizan el valor aportado a la organización . Otro punto importante es que integran la mejora continua , lo que se traduce en la realización de las pruebas de funcionamiento desde el inicio del proyecto, con el objetivo de detectar posibles errores y aplicar los cambios necesarios desde las primeras fases del mismo.
Las metodologías ágiles más habituales son:
SCRUM : Especialmente indicada para proyectos en entornos complejos que exigen rapidez en los resultados y mucha flexibilidad. Fomenta el trabajo en equipo.
KANBAN : Ideal para equipos de soporte y mantenimiento. Se trata de una metodología mucho más flexible que SCRUM y que no altera el organigrama de la organización.
Lean : “Sácalo al mercado y después modifícalo” Muy útil para validar nuevas ideas de negocio con un coste mínimo.
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